Aprendiendo a multiplicarme como mamá de mis mellizas

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martes, 28 de octubre de 2014

Cómo congelar la leche materna



CÓMO CONGELAR LA LECHE MATERNA


Creo que aún no os lo había dicho pero mis hijas tomaron lactancia materna exclusiva hasta los 5 meses y a partir de esa fecha, empezamos a introducir los alimentos: primero cereales, luego fruta, porque a los 5 meses y medio tenía que incorporarme al trabajo y mi jornada laboral no me iba a permitir que mis hijas siguieran tomando el pecho todas las tomas (de hecho, habitualmente duermo mínimo una noche fuera de casa, a veces incluso dos o tres). Aún así, tras mi incorporación, conseguí darles el pecho hasta los 7 meses (la toma del desayuno) y con las reservas de leche materna que fui extrayéndome durante mi baja maternal, mis hijas no tuvieron necesidad de probar leche artificial hasta las 8 meses y medio. No sé si estaréis de acuerdo conmigo o no, pero para mí fue todo un éxito y estoy muy orgullosa de ello. Me habría encantado darle el pecho mucho más tiempo pero mi trabajo no me lo permitió. (En otro post os contaré las críticas y comentarios que tuve que aguantar por dar el pecho a mis dos hijas y los mejores lugares para extraerte la leche materna cuando estas fuera de casa: aeropuertos, centros comerciales, restaurantes…)

Pero a lo que iba, en este post lo que quiero contaros es como congelé la leche materna de mis hijas. Para extraerme la leche utilicé un sacaleches de la marca Nuk que me habían prestado (y que ojala se hubiera roto antes porque luego descubrí el maravilloso mundo del sacaleches de Medela eléctrico Swing ¡¡qué diferencia!!). Nunca tuve problemas con el sacaleches para la extracción de la misma y la cantidad que me extraía iba de 50 a 200 ml según la toma.

Lo que más quebraderos de cabeza me dio fue el envase para almacenar la leche. Leí miles de páginas sobre esto y las mejores recomendaciones eran las bolsas o los envases que venden específicos para esto, pero estuve haciendo números y ¡¡era carísimo!! Leí también algo sobre los tarros para la recolección de orina que venden estériles en las farmacias pero al no estar diseñados para contener alimentos decidí no usarlos. Además, pensé también que no sería muy recomendable calentar el plástico a la hora de descongelarlo. Finalmente, me decidí por envases de vidrio que me salían mucho más baratos, eran aptos para almacenar alimentos, a la hora de calentarlos podría hacerlo sin ningún problema al baño maría y lo mejor de todo, los podía reutilizar y ahora los utilizo para guardar las comidas de las niñas (lentejas, pollo, cordero, ternera…)

Tras hacer lo que podría considerarse un estudio de mercado en cuanto a los diferentes envases de vidrio que venden así como los precios, me decidí por los botes de salsas de la marca Carrefour (salsa boloñesa, carbonara, toscana…) que me costaban menos de 1 euro. Los comprábamos de 10 en 10 y los repartíamos por la familia para que se comieran la salsa y nos devolvieran los botes vacíos. Podía meter hasta 230 ml de leche materna (no metía más porque luego subía un poco el volumen al congelarla y no quería que rebosara)

A la hora de rotular los botes distinguía siempre si la leche era de por la noche o por la mañana, la fecha y la cantidad.
No siempre conseguía llenar un bote con la leche de una sola toma. Para ello, si el bote ya contenía leche congelada, la leche que me extraía la metía en el frigorífico hasta que se enfriara y una vez fría, la metía en el bote que ya contenía la leche congelada. Hacía esto así porque había leído que si añadía la leche recién extraída (a unos 37ºC) al entrar en contacto con la leche congelada, la superficie de contacto de la congelada, podía descongelarse y lo que pretendía era evitar esto último.

Para que os hagáis una idea de la cantidad de leche que pude congelar ¡¡tuve que comprarme un congelador nuevo porque no me cabía todo en el que tenía en casa!!

Para descongelarla, sacaba el bote del congelador la noche antes y lo metía en el frigorífico. Por la mañana calentaba la leche materna al baño maría y ¡¡lista para tomar!!

Os podéis imaginar que lloré el día que descongelamos el último bote de leche materna, me quede sin el mejor alimento que podía darle a mis hijas.








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